Rezo cada noche cuando aparece la luna, y por el día mientras surge el sol. Ellos siempre me ven con algo de melancolía y tratan de consolar mi llanto, pero no hay motivo para sonreír.
Los fríos se han hecho insoportables, los calores desesperantes, pero nadie hace nada, aunque a todos les desagrade, todo sigue igual.
Aún así no quiero sonar fatalista, siempre he guardado una esperanza, una pequeña en mi corazón, a que todo vuelva a ser como fue en sus comienzos.
Solo recordarlo me llena de felicidad, olvido por instantes mis ojos irritados, esa tos molesta, aquel dolor punzante en mi espalda, y las horribles quemaduras que e sufrido. Es aquel tiempo el que añoro, en el cual todos mis amigos sonreían, los colores eran cosas de todos los días, ese sol grande y brillante, que iluminaba esas praderas verdes llenas de flores de bellos colores, aquellos árboles frutales, de los cuales mis amigos sacaban el fruto y disfrutaban en compañía de otros, todo aquello ha quedado en el pasado.
Otra vez, esas máquinas pesadas derriban un bosque ¿Cuántos quedarán? He visto a mis amigos llorar, y yo inútil, sin saber que hacer. Caen uno por uno, frente a la sonrisa de egoístas hombres, que solo buscan dinero, más temprano que tarde, sabrán que aquello no les servirá de nada. Y grito desesperada, peno nadie me ve, llamo su atención con golpes hacia ellos, pero no capto su atención, lloro desconsolada, pero no recibo nada, solo risas de hombres llenos de dinero, y gente ignorante que destruye todo.
Le pido a Dios cada día que me de fuerzas para continuar, que me de aquel don del perdón, por que poco a poco nace en mí el odio, el querer acabar con este dolor que quebranta mis huesos. Dios me mira con compasión, me dice que tenga fe en ellos, pero ya casi no soy capaz de confiar, he visto morir a mis amigos, y sé que todo seguirá así, hasta que el final llegue, y ya no quede nada de mí.
Cierro los ojos, mis ojos azules ya sin brillo alguno.
-¿Qué te sucede?- Una voz suave me habló y yo miré.
-Estoy cansada.- Mi voz ahoga, aquellas lágrimas contenidas.
-Lo siento madre.-Ella me miró compasiva, sus ojos pardos, sus mejillas rojas, ese cabello dorado, me abrazo y lloró, lloró y la esperanza volvió a mi, sus lágrimas me dieron fuerza, había alguien que aún me amaba, existía un ser que se preocupaba por mi. Como algunos lo hicieron en el pasado.
-Madre perdóname, perdónanos.- Dijo suave y abatida.- Somos unos inconcientes. Madre te prometo que te voy a proteger, que lucharé contra ellos, madre.-
-¿Qué les sucedió? Dios ¿Por qué nadie me ayuda?- La solté y me senté junto a ella.- ¿Por qué ya nadie me cuida?- Le miré seria, y creo que hasta enojada, liberando toda mi furia en aquella pequeña joven.
-Pasa así, cada vez que tenemos a alguien y esta siempre junto a nosotros, sólo se comienza a valorar cuando ya no esta.-Estaba avergonzada, lo veía en su rostro.
De pronto la lluvia se hizo presente entre nosotras, Mi cabello largo y negro se comenzó a humedecer, y mis ojos azules comenzaron a perder ese rojo producido por la contaminación en mi. Si en mí, la madre de cada uno de ustedes, concebida por el infinito amor de Dios, y entregada a los hijos de este, como muestra de aquello.
La madre tierra, esa soy, la que destruyen con esas enormes máquinas, a la que le talan sus árboles y matan a sus hermanos animales, sólo para su beneficio. Cada desastre natural es su responsabilidad. Yo muero cada día un poco más, cuando no reciclan, cuando fuman, no cuidan a la flora y fauna que mantengo con mucho esfuerzo, no saben como le pido al ozono que no se abra más, pero el afligido dice “No puedo hacer nada más”.
Los mares desesperados me piden ayuda, y yo, me veo inútil frente a sus peticiones, y no concibo verlos llenos de basura, observar a mis amigos animales muriendo ahogados por el petróleo.
Los árboles, o mis árboles, como gritan por auxilio junto a los bosques, la selva toda ven caer a sus amigos, sin que nadie se compadezca de ellos.
-Madre.- Su mirada entristecida y la lluvia que mojaba su ropa blanca.-Aún quedan personas que te amamos y tratamos de salvar a tus amigos y a ti
Le miré un momento, confusa, sintiendo miedo de confiar en ella, tantas veces las personas se llenan la boca con promesas en mi ayuda, pero nadie hace nada.
-Confía en mí, dame una oportunidad.- Sus ojos pedían confianza, pero sentía tanto temor, de pronto la lluvia ceso y poco a poco el sol apareció entre nosotras he ilumino todo.
-Confiaré en ti hija, pero no me defraudes, ya son pocas las ganas que me quedan de vivir y las fuerzas para mantenerme en pie.-Le dije mientras le abrazaba y besaba su frente.
-Madre lucharé por que los otros vean todo lo bello que destruyen con su egoísmo, salvaré a los bosques y animales.- Dijo tan decidida.- Madre luchare, pero no sola, no soy la única que aún te ama, hay más madre y aumentarán, confía en mi.
-Lo haré hija, pongo a Dios de testigo que lo haré.- Dije mientras sentí otra vez el ardor en mis ojos, y esa tos volvía en mi.- No quiero que se suiciden hija.- Mi voz entrecortada y ese dolor punzante en mi espalda.
-Madre estoy en contra de este suicido colectivo.- beso mi frente y se fue caminando, perdiéndose en el atardecer, espero que alguna vez cumpla todo lo que me prometió, solo eso me queda, esperar, que mis hijos tomen conciencia.-
Yuyo Contreras.
Fotografía: Filisto :)
1 comentario:
Cuando ya no haya esperanza, busca en ti;
Cuando ya no haya fuerza, aférrate a ti;
Cuando ya no te encuentres, mira a tu alrededor.
Los muertos caminan, la luna se esconde y los fantasmas siempre tienen voces para hablarte.
No hay peor pecado,
que jamás haber soltado,
el odio por tanto tiempo guardado,
Como tampoco hay peor error,
que jamás pedir perdón.
Mira a tu alrededor,
los muertos caminan y el sol se esconde,
Nadie te mira,
mas todos te oyen.
Gutane Jer Weihailag. ( Que lo más sagrado esté contigo ).
Filisto.
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